Los sentimientos encontrados de Sergio García, director de Bienestar Animal: "estaría encantado" de dimitir, pero se queda para "terminar esto"
Hace más o menos un año, se celebraba el I Congreso de Derecho de los Animales en el Colegio de Abogados de Madrid. En él, Sergio García Torres, director de Bienestar Animal, aseguró que dimitiría si los perros de caza quedaban excluidos de la ley animalista.
«Una ley estatal que excluya a los animales de actividad cinegética no va a salir de nuestro departamento. Antes de eso, yo lo digo públicamente, la ley se tumbaría y yo dimito», prometía.
Recuerda la publicación Jara y Sedal que, finalmente, el Congreso de los Diputados votaba para dejar fuera de esta ley a los perros de caza. La enmienda presentada por el PSOE fue aprobada por el hemiciclo.
Días antes, Unidas Podemos aseguraba que su formación no apoyaría la continuación de la normativa si excluía a los canes de los cazadores. Una vez llegado el momento, se olvidaron de lo prometido y votaron a favor.
Si García Torres cumpliera su promesa de dimitir, al quedar fuera de la ley de Bienestar Animal los perros de caza, el director abandonaría su cargo y, por lo tanto, dejaría de percibir 86.108 euros anuales de sueldo público, es decir, que sufragan todos los ciudadanos.
«Estaría encantado de dimitir mañana mismo y poder recuperar mi vida y no estar dentro de puntos de mira. Pero creo que todavía quedan muchas cosas que hacer y si yo tengo que dimitir, no me cabe ningún problema en hacerlo. De hecho, hay quien pensamos que la política es solamente un tiempo en el que hay que estar, la política institucional, y hay que volver a la vida lo antes posible».
Desde Twitter, usuarios le recuerdan su promesa. «Durante el proceso estuvo extrañamente calladito y no veo por ningún lado que haya dimitido. No sé, no me cuadra nada». «Más bien pensaste: ‘¿Dónde voy a ganar yo la pasta que trinco aquí? La palabra es algo que tiene más validez que un contrato, dijiste que te ibas y ahí sigues. Esa es tu credibilidad». «Si él no dimite no se hace nada, ¿verdad? Prepotencia, cinismo y mentira en una excusa lamentable».