El Ceo de Repsol, Josu Jon Imaz, se está mostrando como una de las voces más sensatas y sólidas del panorama empresarial español, uno de esos señores con personalidad suficiente para decirle al Gobierno qué es lo que tiene que hacer. Por eso fue al fondo de la cuestión en el impuestazo, al recordar que no graba beneficios, ni inexistentes beneficios extraordinarios en el caso de los bancos y de no pocas energéticas. Lo que graba son las ventas, es decir, que está desfondando empresas.

Era una forma de dejar claro, que, aunque el presidente del Gobierno asegure lo contrario, ni Europa está imitando a España ni el impuesto a las energéticas -que no a los bancos- que pretende la Comisión Europea tiene algo que ver con el impuestazo de Sánchez

Distinciones:

1. Las de Imaz: se puede aumentar el impuesto de sociedades pero lo que no se puede es gravar los ingresos. Una empresa puede vender mucho y perder mundo. Y en cualquier caso, una empresa no gana sus ingresos sino su beneficio.

2.El impuesto europeo terminará no en fecha fija sino cuando baje el precio del gas.

3.Nada tiene que ver este impuesto con el nuevo sistema de fijación de precios que Sánchez también asegura que es idea española, acogida por Europa.

4.Europa ha potenciando la energía nuclear e incluso recuperado el carbón, mientras la ideología más sagrada de Teresa Ribera le impide ni plantearse tamaña posibilidad.

5.¿Nos están siguiendo en el tope ibérico? Tampoco. El tope -o timo- ibérico porque, al final, lo pagaremos entre todos, no es más que una graciosa concesión que Bruselas le hizo a Madrid.    

No, Europa no está siguiendo a España, ni Sánchez lidera el cambio energético.

Aquí el único que ha ofrecido una idea es Naturgy, que ha propuesto que cada palo aguante su vela. El que tenga energía hidroeléctrica o nuclear que la venda barato, con un margen máximo, el que tenga renovables lo mismo... y cuando haya que utilizar el gas, pues ocurrirá que la electricidad resultante será más cara. 

Esto sería tanto como romper el sistema de precio marginal, ¡Pues qué le vamos a hacer, se rompe y en paz!