Voy apagando luces por todos los sitios. Cuando voy al cuarto de baño ni la enciendo”, aseguraba una encuestada en la tele. Pues señora, no es el lugar más adecuado para andar a oscuras.

Eso mismo: si algo ha hecho bien el sanchismo es conseguir que los ciudadanos funcionen a toque de corneta, en la dirección que marca el aparato de propaganda de La Moncloa, siempre adherido a lo políticamente correcto.

RTVE nos explica que a través de los expertos y de sus entrevistados en al calle, pueden concluir que los españoles ya han cambiado sus hábitos de consumo para pagar menos en la factura de la luz, tal y como nos había aconsejado el Gobierno Sánchez, naturalmente.

¿A que no hemos cambiado? A lo mejor, no dejamos luces innecesarias encendidas pero, ojo, modificar el horario de vida es lo más difícil, cuando no imposible.

Bien está que ahorremos consumo innecesario pero mal está que encima nos sintamos culpables. Repitan conmigo: el precio de la luz sube por culpa de los ecologistas. Mismamente, de la señora Teresa Ribera que al suprimir los combustibles fósiles, incluido la nuclear, ha disparado su coste, a través de los derechos de emisión, para producir electricidad, mientras sus renovables limpísimas no consiguen tomar el relevo… y el poco relevo que han conseguido ha sido gracias a las subvenciones públicas que pagamos, y seguimos pagando, en el recibo de la luz.

Ya está bien de cachondeo.

De acuerdo, nos estafan con la ecología pero, al menos, no seamos tan lelos de creernos el embuste de que la culpa es nuestra por no levantarnos de madrugada para poner la lavadora y el lavavajillas.

Y en el excusado, por favor, enciendan la luz, sin preocuparse del coste. Se lo digo por su bien.