Montero es un vivo ejemplo de cómo el rigor puede andar muy lejos de la verdad. Ejemplo, basta con llamar inversión a todo gasto, a toda subvención como inversión para que vendas unos presupuestos que no dejen a nadie atrás y una recuperación justa
Consejo de Ministros extraordinario del jueves 7 de octubre, aniversario de la Batalla de Lepanto y festividad de Nuestra Señora del Rosario. El Gobierno aprueba el borrador de Presupuestos Generales del Estado para 2022.
Y con ello vuelve a escena la mayor y más genial embustera de todo el escenario político español. Lo digo sin el menor desprecio: en mi opinión, María Jesús Montero, ministra de Hacienda, es una mujer inteligente, un verdadero genio de la propaganda. La mejor de todo el Gabinete Sánchez, dividido entre ignorantes y pedantes (y hasta pedantas y pedantos) con algún elemento capaz de asumir ambas condiciones, en un torrente de sinergias.
La democracia española ha contado con gobernantes buenos, malos y regulares. Pero Sánchez pertenece a otra categoría: Sánchez es un completo desastre
Marisú me recuerda aquella frase del genial Chesterton: “No creas en algo que no se pueda explicar con dibujos”. Marisú nunca dice mentiras pero jamás dice una verdad. Montero es un vivo ejemplo de cómo el rigor puede andar muy lejos de la verdad. Ejemplo, basta con llamar inversión a todo gasto, a toda subvención como inversión para que vendas unos presupuestos que no dejen a nadie atrás y una recuperación justa, con la mente puesta en los más vulnerables.
Sagasta fue primer ministro de España y es el autor de una de las frases mas geniales de la historia del parlamentarismo español: “Ya que gobernamos mal, gobernemos barato”.
Sánchez no gobierna barato. Estos presupuestos, que van a cambiar el modelo económico, según doña Yolanda Díaz, son un paso más hacia la ruina de España. Sánchez paga subvenciones, a costa de endeudar a los españoles. Y la deuda, al final, hay que pagarla.
Presupuestos expansivos en gasto, que no en inversión, pero Marisú Montero confunde lo uno con lo otro. Y todo con una esperanza: que no suban los tipos de interés para que no se desmadre la deuda
La democracia española ha contado con gobernantes buenos, malos y regulares. Pero Sánchez pertenece a otra categoría: Sánchez es un completo desastre.