Consejo de ministros extraordinario. María Jesús Montero presenta el borrador de Presupuestos Generales del Estado para 2022. Expansivos, con nuevos récord de gasto social, con un déficit público que rondará el 5% -una barbaridad- y con una deuda que terminará 2022, según el Gobierno en el 115% del PIB.

En otras palabras, el Ejecutivo elevará rogativas, al menos los miembros no ateos del Gobierno -alguno habrá- para que no suban los tipos de interés. Porque si suben los tipos antes del 31 de diciembre de 2022, mejor huir al extranjero.

En paralelo, el Ejecutivo Sánchez eleva sus preces por otro imponderable: que la inflación, ahora en el 4%, termine el año “sólo un poquito por encima del 2%” porque, de otro modo, el coste de las pensiones, que ya representa un 40% del gasto, se hará simplemente insostenible.  

Gasto público récord, financiado por deuda: por favor, rogativas para que no suban los tipos de interés

El meollo de estos Presupuestos consiste en calificar como inversión lo que realmente es gasto. Sánchez insiste, tras un insinuante vídeo donde aparece con la figura emergente de Podemos, Yolanda Díaz, disfrazada de estrella de Hollywood, en una rutilante entrada en Moncloa. Todo ello seguido de una escena de sofá entre Sánchez y Díaz, entre Díaz y Sánchez, para demostrarnos que estamos hablando de los presupuestos de la recuperación, de una recuperación justa. 

Pues la verdad, cuando se ven las cifras uno piensa que estamos hablando de una recuperación a través de la subvención.

No hay reindustrialización, no hay creación de una empresa, ni para la digitalidad ni para la sostenibilidad. Lo que hay es un panoplia de subvenciones para que nadie se queda atrás, ahora que todos, absolutamente todos, nos hemos quedado detrás. Son los Presupuestos de la impotencia. Eso sí, con un vídeo molón. El triunfo del social-comunismo más hortera de la historia reciente.

El subidón fiscal que nos prepara el Gobierno queda para febrero, cuando el Comité de expertos pronuncie sus conclusiones que nadie atenderá. Porque con ese gasto se necesita aumentar la presión fiscal, que Montero insiste es inferior en España a la media europea. La presión fiscal sí, pero no el esfuerzo fiscal, que nos sitúa a la cabeza de Europa. En otras palabras, que en España se pagan muchos impuestos, no pocos. Otro engaño más del dúo Sánchez-Díaz.

El meollo de estos Presupuestos consiste en calificar como inversión lo que realmente es gasto

La reforma fiscal queda aplazada para febrero. ¿Es posible mantener el gasto social previsto sin subir los impuestos, sólo con el crecimiento de la economía tras la crisis? Creo que no, que vamos hacia una subida de impuestos.

En definitiva, unos impuestos que alargan la agonía, y que acaban en una España postrada.  

Eso sí, son Presupuestos de género: ¡328.000 millones de euros para cerrar la brecha de género!, asegura Montero (la Montero lista, no Irene). Desconocemos el desglose. Pero es como lo de la diplomacia feminista. No hay que preguntar, hay que creer, obedecer y luchar. Sobre todo por la subvención.