
“Si dijeres basta, estás perdido.
ve siempre a más, camina
siempre, progresa siempre”
(San Agustín, sermón 169)
Energía que animaba inquebrantable al alma,
sin importar lo que el cuerpo sentía,
el dolor o el movimiento que impedir podría,
realizar aquello que el Espíritu apoyaba.
Progresar en el amor a su Señor quería,
desterrando prontamente la pereza,
que al alma llevase a la tibieza.
Amando a su Amor como debía.
Pidiendo con fe al espíritu entereza,
superando esfuerzos y dolores,
llevando del Hijo, la Cruz con fortaleza.
Metiendo por amor en el alma la fuerza,
de gastarse en lo mucho y lo pequeño,
viviendo la vida, alegremente su dureza.