La alegría perdió,
afligido se sintió.
Y cual triste ave,
que volar no puede,
y la libertad pierde,
al estar al fino hilo
de las riquezas asida;
así fue como quedó.
Pobre ave triste,
en el barro caída,
al no dar su libertad,
a Aquél que se la dio.
 
Sólo con sacrificio,
sólo con privación,
de las alas, el barro
caerá de su corazón;
y volar alto podrá,
y libre se sentirá,
con el viento favorable
de la misericordia,
de Aquel que le creó.