Esta es el texto de la consagración de Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María, que el Papa Francisco impetrará el 25 de marzo desde la Plaza de San Pedro. 

Su antecedente más próximo ocurrió en 1984, cuando San Juan Pablo II, consagró el mundo a la Virgen y tal como se había prometido a la vidente Sor Lucía: cinco años después caía el Muro de Berlín. 

Conviene no olvidar que el Papa ruega por agredidos y por agresores, por ucranianos y por rusos, en una oración dirigida al Inmaculado Corazón de María: a lo mejor este Papa no es tan progre

Ahora que "Rusia vuelve a las andadas", como se asegurara en otras apariciones, esta vez no reconocidas por la Jerarquía, es decir, las apariciones de la aldea cántabra de Garabandal.

La anterior consagración la realizó Juan Pablo II en 1984. En 1989 caía el Muro de Berlín

Merece la pena leer y hasta releer el texto de Francisco, que eleva su preces tanto por los agredidos como por los agresores y que no acusa, sino que se arrepiente de los pecados cometidos... sobre todo por nosotros mismos.

Francisco sorprendió a sus críticos cuando anunció que, como un fiel seguidor más de las apariciones de Fátima, este viernes 25 de marzo, día de la Anunciación y Día del niño por nacer, consagraría Rusia al Inmaculado de María. A lo mejor no es un Papa tan progre como parece. Lean estas tres frases que parecen apuntar a que, según Francisco, no según ningún iluminado, vivimos una etapa fin de ciclo o que, al menos, que no es poco, hemos tocado fondo: "Madre de Dios y nuestra, nosotros solemnemente encomendamos y consagramos a tu Corazón Inmaculado nuestras personas, la Iglesia y la humanidad entera, de manera especial Rusia y Ucrania". 

El texto parece apuntar a que, para el Papa, hemos tocado fondo y vivimos una etapa fin de ciclo

Y luego una confesión feroz sobre la actual situación de la Iglesia y del mundo: "Nos hemos vuelto indiferentes... Se ha desvanecido la alegría... Necesitamos urgentemente tu ayuda materna".