Los testimonios, de la gente de la que me fío y que han conocido de cerca al obispo de Cádiz, Rafael Zornoza, me llevan a dictaminar que las acusaciones de pederastia contra él son falsas. La inconsistencia interna del relato acusador, también

Ahora bien, como el acusador ha hablado por el altavoz de PRISA (El País y la SER), cuyo principal objetivo editorial consiste en triturar a la Iglesia de Cristo, y el acusado no quiere hablar, no hay manera de contrastar y, por ello, desde el primer momento, los anticlericales y, desde el segundo momento, alguno de los ecuánimes andan más o menos convencidos de que la denuncia es cierta y de que Zornoza es culpable. 

Y en parte, puede que él tenga algo de culpa, obispo Zornoza: usted no puede guardar silencio. Una cosa es callar ante la acusación injusta y otra caer en el escándalo, grave pecado.