Ya hemos contado en Hispanidad el nuevo episodio de censura al medio EDA tv donde trabaja el periodista Bertrand Ndongo. Esta vez a cargo de Verónica Martínez, natural de Gijón, quien le negó la palabra en una rueda de prensa. 

RTVE española, siempre a punto, ha insistido en que Ndongo pretendió hablar aunque no le habían dado la palabra: ¡Pero si no se la dan nunca! 

Atentos también a la versión de la prensa.

 

 

Aseguran las asociaciones de la prensa que los periodistas ultras acosan al reto de sus compañeros... ¿Dos acosando a 100? 

Y Gabriel Rufián, como su mismo nombre indica, aseguró que el culpable es el PP por financiar a ese miedo, ¿a que no le financia? ¿A que estás mintiendo, Rufián?

 

 

Pero lo preocupante no es lo que dicen los políticos. Lo importante es que los propios compañeros de Vito Quiles o de Bertrand Ndongo, es decir, los periodistas, sean los que arremeten contra ellos, y los propios periodistas azucen a los políticos a que censuren a los que llaman pseudoperiodistas. Son los cronistas parlamentarios.

Nunca la profesión había caído tan bajo. Mientras el Sanchismo lanza el mayor ataque contra la libertad de prensa -y de expresión. La prensa se dedica a perseguir el bulo del bulo y a los ultras, según el principio del Sanchismo: ¿Qué es un ultra? Aquel que no piensa como yo. Y esto ya no es censura, es locura.

Por una vez y sin que sirva de precedente,  hay que aplaudir al Partido Popular, y a su portavoz, Miguel Tellado, quien asegura que no colaborará en la censura de ningún medio. ¡Enhorabuena!

Pero insisto: lo preocupante es que las asociaciones de Periodistas Parlamentarios y la FAPE arremetan contra sus propios compañeros y galvanicen aún más al poder político, siempre deseoso de finiquitar a los medios, contra los hombres libres. Es increíble pero está ocurriendo, periodistas progres, la mayoría y políticos progres la mayoría, contra las minorías no progres. Un par "acosando" a un par de cientos.