El 1 de diciembre no se festejaba la jornada de la paz, que con todo respeto, siempre me ha recordado el deseo de las mises: la paz en el mundo. Se celebraba la Maternidad Divina de María. 

Si algo odia Satán es la maternidad, porque es el grado sumo de la especie humana, es darse por otro. La mujer se anula a sí misma en pos de una nueva vida. Y el modelo de toda mujer es la madre de Dios, anonadado en hombre.

Por lo demás, el varón engendra pero la mujer gesta, la mujer aumenta la raza de seres humanos libres.

Ha llegado el momento de volver a valorar la maternidad. O sea, de olvidarnos del feminismo.