Los sindicatos aseguran que los salarios tiene que subir según el IPC, con cláusulas de revisión por si suben menos que la inflación. Es curioso porque ni CCOO ni UGT defienden la cláusulas de revisión para no perder poder adquisitivo, porque durante los años en que los precios han bajado, o no subieron, debieron bajar los salarios o al menos no subir.

Por su parte, Antonio Garamendi, presidente de la CEOE, quiere ligar esos salarios a productividad. Bueno, lo que ocurre es que la productividad en un centro de trabajo es difícil y se presta a engañuflas.

A lo mejor es el momento de recordar, con la doctrina social de la Iglesia, que un salario justo es aquel que permite llevar una existencia digna y sacar adelante a tu familia. Sé que caben mucho matices pero en cualquier caso, el salario no lo decide el mercado: lo decide la justicia.