La mejor mentira es aquella que dice la verdad, nada más que la verdad pero no toda la verdad. Porque es la mentira que mejor cuela.

En la mañana del viernes, los letrados del Congreso han dado por bueno el voto del diputado popular Alberto Casero y bendicen la reforma laboral, contra la voluntad real de la cámara. 

El disputado voto de Casero es la historia de una manipulación: claro que se equivocó al votar y claro que no hubo fallo informático, aunque el PP -como siempre- planteó mal la cuetión. Ahora bien, sí hubo pucherazo porque cuando el susodicho se dio cuenta de su error, el Grupo popular pidió a la presidenta que considerara una cuestión tan de sentido común y convocara a la Mesa del Congreso para que decidiera si el diputado podía votar presencialmente. Y naturalmente, Batet, viendo que el error beneficiaba a su partido, contestó que verdes las han segado. Ahí es donde el PP debió hacer hincapié desde el principio. 

Y aunque los letrados aeguran que Meritxell Batet no estaba obligada a convocar la Mesa, no todo lo que está obligado debe obviarse, porque de lo que se trataba era de reflejar la voluntad real de la Cámara.

La verdad, nada más que la verdad... pero no toda la verdad.