Sánchez quiere sacar sí o sí a Franco del Valle de los Caídos, una 'cortina de humo' para tapar sus fracasos
Los muchos años de permanencia en una Facultad de Filosofía y Letras del Estado me han permitido conocer a personas muy peculiares porque, como es sabido. los “inquietorros” no estudian ni Medicina ni Ingeniería. Aunque también es cierto que por cada bicho raro que me ha salido al encuentro, he tratado con otras noventa y nueve personas muy normales, tanto que todas ellas beben el agua por debajo de la nariz. Y entre tanta gente con la que convivido he coincidido con ateos de verdad. No han sido muchos, los podría contar con los dedos de las dos manos, porque sus nombres no se me olvidan. Todos sin excepción no solo me confesaron su falta de fe como una carencia, sino que me agradecieron también que rezase por ellos.
Por estas experiencias en la Universidad, me sorprendió muchísimo una entrevista de Pedro Sánchez en la que declaró a un periodista de la televisión que él era ateo, porque lo pregonó como si le hubiera tocado la primitiva. La entrevista de Pedro Sánchez, sin duda, más que un alarde fue un desplante. El alarde es un acto preñado de arrogancia y de descaro, y de estos dos mellizos está tan henchido el presidente de gobierno, que se podría afirmar que ya se encuentra fuera de cuentas.
Pero lo malo para la ciudadanía, que es como ahora llaman los progres a las personas que contribuimos al procomún, es que lo de Pedro Sánchez se puede describir en términos taurinos como un desplante, que es lo que hace el torero cuando arroja el estoque y la muleta al suelo y se queda a merced del toro, como señal de dominio sobre él. Porque Pedro Sánchez confesó su ateísmo con menosprecio y prepotencia contra los creyentes, al estilo del Tío de la Vara, que actuaba al grito de “Sus voy a crujir vivos”.
Pedro Sánchez para mirarnos desde arriba, aunque no es bajo de estatura, se ha tenido que subir a una enorme mentira: la mentira de la II República.
Y dicho y hecho. Porque a diferencia de lo de derecha, que lo suyo es amagar y no dar, y últimamente ni siquiera amagar, Pedro Sánchez no deja pasar un día sin propinar una patada en el estómago a los católicos, ya que al decretar la ausencia de Dios, él se ha erigido en supremo legislador del Universo y ahora desde su cargo se dispone a enderezar nuestras conductas, para lo que según su moral no le queda otra que moler a palos a los que crean en ese Ser, al que él ha movido la silla para ocupar su puesto.
Pedro Sánchez para mirarnos desde arriba, aunque no es bajo de estatura, se ha tenido que subir a una enorme mentira. No es cierto que él sea el presidente de gobierno elegido por los españoles, porque ha entrado al palacio de la Moncloa por la puerta de atrás, gracias al apoyo de los diputados que odian a España. Como tampoco es verdad que sea el demiurgo de Platón, que ha tomado el relevo al Dios creador de los cristianos.
Pero a cada uno lo que le corresponde, y es de justicia reconocer las dotes de Pedro Sánchez como gran prestidigitador, que le permite presentar su realidad a través de la magia, de manera que en la nada trucada de una chistera él puede crear un conejo. Y en una próxima y arriesgada actuación de esas en las que peligra la vida del artista, se va a atrever a pisarle el rabo al león después de muerto, en el incomparable escenario del Valle de los Caídos.
En este tipo de números circenses, el mago suele llamar de entre el público a un voluntario para que suba al escenario, con el fin de convencer al respetable de que sus actuaciones no tienen ni trampa ni cartón, por más que lo suyo sea como una escopeta de feria o un depósito de reciclaje de papel. Pero en esta ocasión Pedro Sánchez no he tenido necesidad de pedir la presencia de ningún voluntario, porque el cardenal de Madrid se ha presentado espontáneamente.
Que no pase un sólo día sin propinarle una patada en el estómago a los católicos
Se han publicado unas declaraciones de don Carlos Osoro en las que manifestaba que, llegado el caso, él colaboraría para sacar a Franco del Valle de los Caídos. Y no ha faltado quien diga que esas declaraciones son falsas, pero el hecho es que el arzobispo de Madrid no las ha desmentido, que para el caso es como si las hubiera dicho. Y el problema que tiene este prelado es que después caer en el desprestigio de afirmar que la Virgen María haría la huelga feminista, cualquier cosa que nos digan de él va a ser creíble.
Pues bien, haya dicho lo que haya dicho, lo cierto es que a don Carlos Osoro, por muy cardenal de Madrid que sea, no le han dado vela en este desenterramiento. El recinto sagrado, donde permanecen los restos del anterior jefe del Estado a Juan Carlos I es una basílica pontificia, que escapa a la jurisdicción del cardenal de Madrid. Los restos mortales de Franco fueron depositados en la basílica del Valle de los Caídos porque su sucesor en la jefatura del Estado, previa conformidad con la familia del difunto, entregó un documento firmado por él a la comunidad benedictina, que regenta dicha basílica, para que custodiara los restos mortales de Franco. Por lo tanto, para un posible traslado de esos restos mortales, los únicos que tienen vela en ese desenterramiento son la familia de Franco y los monjes benedictinos. Y los deudos del Generalísimo, para que lo entienda con nitidez Pedro Sánchez, a lo del traslado de sus restos han dicho que no es no.
Fue el partido de don Pedro quien en 1934 se cargó la II República. Y fue Franco quien evitó que España no se convirtiera en un satélite de la Unión Soviética
En apoyo de su decisión contra el difunto, Pedro Sánchez ha recurrido a todas las mentiras en uso y vigentes a mayor gloria de la Segunda República y del bando derrotado en la Guerra Civil. De manera que se oculta que fue el partido de Pedro Sánchez el que mediante un golpe de Estado fallido en 1934 se cargó la Segunda República. Tras este fracaso, además de falsear las elecciones de 1936, los socialistas con el fin de imponer la dictadura del proletariado no repararon en medios, incluido el asesinato del jefe de la oposición, José Calvo Sotelo. Y fue entonces cuando estalló la Guerra Civil, de la que los socialistas formaron parte en el bando perdedor, el del llamado Frente Popular, que acabó siendo controlado por los comunistas. Pero gracias a la victoria del bando nacional, acaudillado por el Generalísimo Francisco Franco, España no se convirtió en un país satélite de la Unión Soviética, que era como así se llamaron las naciones europeas controladas por el totalitarismo comunista durante buena parte el siglo XX, desde la Segunda Guerra Mundial hasta la caída del muro de Berlín.
Ahora bien, conviene advertir que todas estas verdades, que se estudian hasta el presente en los libros de Historia, podrían sufrir una mutación importante próximamente, si Pedro Sánchez con la ayuda de los diputados de Podemos y los independentistas consiguen convertir en ley ese proyecto, que ya está en la Cortes, para crear la totalitaria Comisión de la Verdad. Si eso sucede, ese día el Tío de la Vara va a crujir a palos a todo a aquel que haya afirmado algo en elogio de Franco o en detrimento de PSOE, por lo menos con carácter retroactivo hasta el 1 de abril de 1939, primer año de la Victoria.