Vivamos la Novena de la Inmaculada Concepción. Es lo suyo, en la tierra de María, tierra de gente recia, no siempre pura, pero sí gente capaz de aspirar a serlo
No resulta sensato para un español despreciar la novena a la Inmaculada Concepción. España es el país que ha creado esa fiesta, el país que ha sido denominado 'Tierra de María' y el país que ha convertido a la Concepción Inmaculada en su patrona nacional.
Sí ya sé que semanas atrás, volví a calificar a la Virgen del Pilar como patrona de España, quejándome porque no fuera día de precepto. En esos momentos siempre sale un alma buena y rigurosa que me corrige: es que la patrona de España es la Inmaculada Concepción, no la virgen del Pilar.
Muy cierto, pero como resulta que la Virgen del Pilar es también la patrona de la Hispanidad, resulta que también lo es de España, que es la creadora de la Hispanidad. Doy por cerrado este asunto y amenazo con escribir otro artículo sobre el particular a la menor provocación.
Por cierto, no han sido pocos los intentos del PSOE, ese gran partido, orgullo patrio, en suprimir la festividad de la Inmaculada Concepción para descristianizar España, sobre todo por su cercanía con la fiesta constitucional de 6 de diciembre. Pues bien, espero que la jerarquía eclesiástica, por una vez, permanezca firme y mantenga el precepto del 8 de diciembre dado que no lo hizo con el del 12 de octubre.
Ahora, me dirijo a hombres cultos, como Sánchez, Gabriel Rufián o Núñez Feijóo, para matizar que en esta fiesta no nos referimos a la Concepción de Cristo, a la encarnación sino a la Inmaculada Concepción de su madre, y que por ello entendemos que fue el único ser humano nacido sin pecado original. Por cierto, para creer en el "desagradable incidente de la manzana" no hace falta tener fe, basta con abrir los ojos y contemplar el mundo.
Y por cierto también, el Dogma de la Inmaculada Concepción de María, que data de 1854, no hace sino oficializar una tradición que ya se vivía en España desde siglos atrás. Por eso se dice que la Concepción inmaculada de María es el dogma mariano más hispano.
Hispanas fueron las primeras mujeres que llegaron a América, con la primera congregación religiosa del Nuevo Mundo, unas valientes que llevaban por nombre las concepcionistas, cuya fundadora era la guapísima Santa Beatriz de Silva.
Ahora, me dirijo a hombres cultos, como Sánchez, Gabriel Rufián o Núñez Feijóo, para matizar que en esta fiesta no nos referimos a la Concepción de Cristo, a la encarnación sino a la Inmaculada Concepción de su madre, y que por ello entendemos que fue el único ser humano nacido sin pecado original.
Sí, buen día, hoy, 30 de noviembre, para iniciar la Novena de la Inmaculada. Yo comencé a vivirla en 1978, como alumno de periodismo de la Universidad de Navarra. Y recuerdo que en los tiempos de la primera transición ya pululaban los abertzales, unos berzas de mucho cuidado, insultándonos cuandos salíamos de la catedral de Pamplona, por haber perpetrado el antidemocrático acto de honrar a la Madre de Dios nueve días antes de su fiesta. Los antecesores de Otegi siempre ha sido gente respetuosa y tolerante.
Y es que 10 años antes, en el Mayo francés, los rojos comenzaron a desaparecer y se trasmutaron en progres. En 1968 iniciaron el cambio: de la dictadura del proletariado pasaron al "abajo los curas y arriba las faldas", que es la definición más ajustada de progresismo. El cambio ya había llegado a Pamplona... que ya es llegar.
Vivamos la Novena de la Inmaculada Concepción. Es lo suyo, en la tierra de María, tierra de gente recia, no siempre pura, pero sí gente capaz de aspirar a serlo.