
En el caso concreto de las gallinas, se ha prohibido su salida al exterior en las explotaciones donde eso ocurría para minimizar el riesgo de contacto con aves silvestres.
De manera paradójica, dicha orden cohabita con la amenaza inminente de prohibir las mal llamadas "jaulas" para el manejo de gallinas, con lo que por un lado se prohíbe su salida al exterior por el riesgo de contagio de los animales y por otro se pretende eliminar los alojamientos donde están protegidos de peligros externos.
De los millones -sí, millones- de gallinas que se han debido sacrificar, la inmensa mayoría corresponden a las llamadas "gallinas camperas" y "gallinas ecológicas", es decir, las que salen al exterior y tienen contacto con otras aves. El riesgo es menor en las llamadas "gallinas en suelo", diseminadas por el suelo de la nave, donde el peligro procede de la probabilidad de pájaros atraídos por el pienso de las gallinas.
Pero donde el riesgo es ínfimo es en las mal llamadas "gallinas en jaula", donde sus habitáculos las protegen del contacto con aves y pájaros. Y no sólo eso.
Cuando mi padre manejaba gallinas ponedoras hace más de cincuenta años, los animales estaban en el suelo, pisaban y picoteaban entre sus propios excrementos, las enfermedades eran habituales, la mortalidad de las gallinas muy alta y el riesgo de salmonela y otros patógenos en el huevo muy elevado.
Fue entonces cuando se implementó la directriz que entonces se denominó "del suelo a la jaula", para desterrar todos esos problemas y mejorar de manera exponencial la salubridad de los animales y la bioseguridad de los huevos.
Y así se ha llegado, en estas últimas décadas, con el mejoramiento constante en la tecnificación, al momento actual en el que las gallinas alojadas en las mal llamadas jaulas han encontrado las mejores condiciones de habitabilidad y bienestar, de ausencia de contagios y enfermedades, de minimización de bajas y de mayor seguridad alimentaria de los huevos.
Realmente, lo que tienen de jaula los compartimentos en los que se alojan las gallinas no es más que un suelo enrejado para conseguir al unísono que los animales pisen en suelo firme y no pisen ni picoteen su propio estiércol.
Pues bien, la espada de Damocles se cierne sobre este modo de habitabilidad de las gallinas. Eufemismos que han hecho fortuna como "bienestar animal" o "gallinas felices" (¿felices por qué? ¿Porque enferman? ¿Porque se mueren? ¿Porque hay que sacrificarlas? ¿Qué piensan de ello las gallinas?) son cacareados -nunca mejor dicho- por "lobbies" ecologistas (ahora sabemos que en buena parte alimentados por la propia UE) y han hecho y hacen la presión necesaria para forzar que, de aquí a poco tiempo, las gallinas dejen de estar protegidas en la mal llamadas "jaulas" en las que se colocaron décadas atrás para volver a dejarlas en el suelo y, en su caso, en el exterior, entre sus heces y la suciedad y entre la intemperie y las aves silvestres.
En fin ... de locos. Pero esto es la política agrícola, ganadera y medioambiental de "nuestra" UE: la primacía de una ideología sectaria y desconectada de la realidad de la naturaleza y del sector primario.
Vicente Betrán, responsable de la empresa familiar Granja Betrán, en Jaca (Huesca).