- Tras la toma de posesión de Trump, el actor Robert Redford nos advierte: "la oscuridad se cierne sobre nosotros".
- Por eso, hay que centrarse en "buscar la luz".
- Es el problema de los famosos: ser objeto de miradas suele volver idiota hasta a los más sensatos.
- Los hombres del mundo del cine, de la tele, del fútbol, todos los del famoseo, son especialmente progres y especialmente horteras.
- Se consideran los hacedores de la cultura cuando sólo lo son del espectáculo, cuando no del puro 'especta-culo'.
En este mundo ya no cabe un hortera más. ¿O sí? Por ejemplo,
Robert Redford (
en la imagen).
Ante la llegada de
Donald Trump a la Casa Blanca el bueno de Robert ha dado rienda suelta a su dolor: "
La oscuridad nos acecha". Pero tranquilos, él tiene la respuesta: "
Creo que hay que centrarse en buscar la luz". Vuelve
Obama y tráenos la antorcha, a ser posible con energía renovable. Eso seguramente nos consolará.
Donald Trump es también aquel que nos va a arrebatar las libertades. Ojo al dato: "
Cuando nos quieran quitar o tratar de quitar libertades, la gente va a reaccionar". Y así será, Robert, así será.
Recuerda que Barack ha prometido vigilar al malvado Donald. No nos ha dejado solos. Se queda con nosotros. Aunque debería tomarse un descanso. Somos muchos los que sufrimos por su estrés.
El tonti-progresismo
siempre me ha preocupado, Ya saben en qué consiste ser progre: abajo los curas y arriba las faldas. Bien, de acuerdo, la cosa tenía su peligro, pero ya cuando el progresismo se nos vuelve hortera,
más cursi que un repollo con lazo rojo, entonces es como humo en los ojos. No sólo peligroso, no sólo deleznable, sino sencillamente insoportable.
La oscuridad acecha a
Robert: progres del mundo acudir a salvarle. Con mucha luz, con velas de cera de abeja, por ejemplo.
Los hombres del
mundo del cine, de la tele, del fútbol, todos los del famoseo, son especialmente progres y especialmente horteras. Se consideran los hacedores de la cultura cuando
sólo lo son del espectáculo, cuando no del puro 'especta-culo'.
Y no pasa nada mientras se mantengan ahí, justo donde están, pero cuando les entra la pedantería y
pretenden convertirse en guías de la humanidad, en profetas de la nueva sociedad, cuando, en definitiva, se vuelven cursis, entonces es cuando
hay que romper la baraja y mandarles a su sitio. De entrada, a los cómicos, delante de la cámara para ser dirigidos, no detrás para dirigir. Los del famoseo, sean presentadores de la tele, cómicos o futbolistas no tienen por qué representar un
modelo de vida. O representan un sentido de vida, que no un modelo. Entre otras cosas, porque ser objeto de miradas suele volver idiota
hasta a los más sensatos. Vivir pendiente de la imagen que proyectamos… también.
El progresismo es grave; el cursi-progresismo, el de la luz y la oscuridad, resulta sencillamente insoportable.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com