No hay paz sin justicia, no hay justicia sin perdón
- Esto sirve para el hombre y sirve para la humanidad.
- Pero el perdón del ofendido sin arrepentimiento del ofensor, no cierra el círculo.
- ¿Yo no me arrepiento de nada? Tú eres tonto.
- Y el sentimiento de culpa no es mal camino hacia el arrepentimiento.
- El problema de hoy no está en Jansenio sino en Pelagio.
Uno de los tres nuevos obispos auxiliares de Madrid se muestra preocupado por el sentimiento de culpa que percibe en algunos cristianos. Pues hombre, monseñor, yo más bien me sentiría desolado si no percibiera ese sentimiento de culpa. Es cierto que sentirse culpable es sólo el primer camino hacia el arrepentimiento, sólo eso, pero por algo se empieza… sobre todo en una sociedad que, como recordara ese gran Papa que fue Pablo VI, tiene un solo pecado: haber perdido el sentido del pecado. Los clérigos no deben contagiarse del espíritu del mundo, donde todos los papanatas sueltan aquello del "yo no me arrepiento de nada". Porque si uno no se acepta culpable, si carece de sentido del pecado, entonces el arrepentimiento es imposible y, en ausencia de ese arrepentimiento, hasta la mismísima misericordia infinita de Dios se vuelve impotente. Sin arrepentimiento, el hombre se juega su futuro y la sociedad, también. Sí, también hablo del futuro de toda la sociedad, porque, recuerden: no hay paz sin justicia, no hay justicia sin perdón (Juan Pablo II). Y lo malo es que el perdón deja de tener sentido sin el arrepentimiento. La injusticia sólo genera violencia pero para un ser imperfecto como es el ser humano (con algunas excepciones que sí han alcanzado la perfección, como es el caso de Puigdemont) a la justicia sólo se llega perdonando, porque injusticias cometemos todos y porque, como dicen los esposos infieles, "todos hemos pecado". Así que menos liberaciones psicológicas del complejo de culpa. Sobre todo, porque por lo general, no suele tratarse de ningún complejo. Además, no conviene correr con mangueras a las inundaciones: el problema del siglo XXI no es la conciencia escrupulosa, sino más bien la conciencia laxa. Ambas son muy negativas pero vayamos paso a paso. Porque el problema de hoy no está en Jansenio (a la izquierda) sino en Pelagio (a la derecha). Sí ya sé que al final ambas herejías acaban en la misma desesperación pero por distinto camino. No, no me parece que el principal problema actual sea el sentido de culpa. Es más, yo no lo soterraría demasiado, monseñores. Eulogio López eulogio@hispanidad.com Follow @eulogiolopez