Carmen Montón ha asegurado que su caso no es como el de Casado o el de Cifuentes porque ella sí tiene documentos
El concepto sanitario de la doctora Carmen Montón, ministra de salud, consiste en que la sanidad pública sólo sirve para matar o para alargar la vida en la ancianidad… aunque también puede optar por el suicidio.
Mismamente, esta nueva Miss Muerte ha decidido crear un organismo contra el suicidio, primero porque en España se cuidan 3.600 personas al año y eso parece demasiado. Aún así, mientras nuestra ministra de Sanidad intenta evitar el suicidio, su Gobierno propiciará el suicidio asistido. Curioso.
La titular de Sanidad decreta muchas ayudas para la mujer, ninguna para las madres
En cualquier caso, el resumen de todas las medidas anunciadas en la mañana del jueves por la ministra Montón, creadora de la Salud feminista, pueden resumirse así: muchas ayudas para la mujer, ninguna para la madre.
Bueno, salvo que se trate de madres lesbianas o de solteras que quieren hijos sin padre, en cuyo caso, la Sanidad pública de doña Carmen Montón pondrá a su disposición los sistemas de fecundación asistida, con cargo al contribuyente. Cualquier maternidad es buena salvo la surgida de un matrimonio comprometido.
Montón ha inventado el concepto de salud feminista y vuelve a introducir el venenoso concepto de salud social
Nos habla de envejecimiento de la población, lo que dispara el gasto sanitario, pero no se preocupa de incentivar la natalidad… para rejuvenecer esa población. Es lógico, contando con un concepto tan venenoso como el de salud social, que significa lo que significa: aceptar los dogmas políticamente correctos y ser ateo alargará la vida. Recuerden que los médicos no nos han alargado la vida, sólo nos han alargado la vejez. Es la sociedad que le gusta al Nuevo Orden Mundial (NOM).
Más de 1 de cada cinco españoles ya tiene más de 65 años de edad. En breve, será uno de cada cuatro. Pero la astuta ministra Montón, astuta por progresista, ha decretado la dependencia –es decir-, asilos para todos- en lugar de la natalidad. Más curioso aún.
Está claro: tener hijos es fascismo puro. Salvo que se trate de una lesbiana que quiera tener hijos sin padre… la experiencia de la maternidad.