Si aceptas un milagro estás obligado a aceptarlos todos. Y los estigmas sangrantes del capuchino eran evidentes
Lunes 23 de septiembre, festividad de San Pío de la Pietrelcina, el famoso capuchino italiano, fallecido en 1968. Famoso, sobre todo, por sus estigmas, en corazón manos y pies. Sí los estigmas del crucificado, porque duelen bastante y sangran copiosamente. De ahí que durante muchos años anduviera envuelto en vendas y en hemorragias que nadie, ni el más robusto de los hombres, hubiera soportado.
La anécdota que más me gusta del susodicho es la de aquel médico norteamericano que le espetó:
-No me creo el carácter religioso de su estigma (en efecto, el ‘carácter’ físico no podían negarlo, estaba a la vista). Lo que a usted le ocurre es que se ha obsesionado tanto con la crucifixión que le han terminado por salir.
A lo que el Padre Pío respondió:
-Claro que sí, hijo: ponte a pensar, intensamente, que eres un buey y verás qué pronto te salen cuernos".
Porque, además, si aceptas un milagro tienes que aceptarlos todos. Si aceptas lo preternatural tienes que acabar aceptando todo lo sobrenatural. Y eso fastidia mucho a todo agnóstico que se precie.
Pío XI, como Francisco, también tenía amigos: levantó la pena sobre el capuchino y reconoció: “fui malamente informado”
Y también fastidia el Padre Pío por otra muchas cosas. Por ejemplo, porque, a pesar de pasarse años, a razón de muchas horas diarias, confesando, a pesar de la conversiones ‘conseguidas’, a pesar de conocimientos también preternaturales, sobre almas, sucesos y futuros, el Padre Pío sufrió la persecución de los buenos: fue apartado del apostolado durante diez años, con prohibición expresa de confesar y decir misa. Al final, el Papa Pío XI le absolvió con unas palabras para recordar: “Nunca sentí mala disposición hacia el Padre Pío pero sí fui malamente informado”. Palabras para recordar. Al parecer, a Pío XI le ocurría lo mismo que hoy le ocurre a Francisco: buenos papas rodeados de malos amigos, capaces de secuestrar su mensaje y ofrecerle información manipulada… de la que surgen decisiones injustas.
Pío de la Pietralcina, un santo muy oportuno.