- Ante la campaña electoral, no pidas derechos, pide libertad.
- Ninguno de los cuatro grandes partidos le satisfará.
- Hasta el PP vende Estado del Bienestar y derecho a las prestaciones públicas.
- De esta forma, el Estado sigue adormeciendo a la sociedad.
- Lo público ocupa el centro del debate político, cuando debía ser lo privado.
- Sobre todo, la propiedad privada pequeña.
- Porque el enemigo de la libertad no es ni lo público ni lo privado: es lo grande, sea público o privado.
Llevaba mucho tiempo sin
campaña electoral y el abajo firmante ya la echaba de menos. Afortunadamente, todo vuelve a empezar.
Los cuatro grandes partidos en liza (PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos) defienden lo mismo: lo público frente a lo privado, con un mismo lenguaje:
hablan de derechos que no de libertades.
Es más, el concepto social favorito del siglo XX (libertad) ha cedido en el siglo XXI ante los derechos que, naturalmente, no se refieren al derecho a la vida, sino al derecho a una
buena vivienda, un buen trabajo, un
buen salario, una buena salud (por decreto y presupuesto, etc.) y todo ello, independientemente del esfuerzo realizado para conseguirlo. Porque esa es otra: los derechos se reclaman a un ente indeterminado llamado Estado (es decir, los demás).
Y así, el Estado, encargado de velar por esos derechos, no deja de crecer y los partidos políticos, los cuatro,
la derecha y la izquierda, nos venden que ellos financiarán esos derechos… con nuestro dinero.
Así, el Estado se convierte en un monstruo acaparador de recursos que los políticos, siempre dispuestos a gastar el dinero de los demás, gestionan a su antojo. Vamos, como si fuera suyo y en parte acaba por ser suyo.
La propiedad privada no es un robo, la propiedad pública sí.
Hasta el PP, presuntamente liberal, nos vende
Estado del Bienestar y derecho a las prestaciones públicas. De esta forma, el Estado sigue adormeciendo a la sociedad. Hay consenso social… en la majadería. ¿Estado del Bienestar? Mejor bienestar individual.
Y claro,
lo público ocupa el centro del debate político, cuando debía ser lo privado. Sobre todo, la propiedad privada pequeña. Porque el enemigo de la libertad no es ni lo público ni lo privado: es lo grande, sea público o privado.
Y cuidado:
si usted es accionista de una multinacional su propiedad es pequeña por el hecho de poseer pocas acciones No, es propiedad grande, enorme
, un elemento pasivo de una propiedad enorme que acaba por esclavizar a lo pequeño. Por ejemplo, al pequeño accionista.
De hecho, como recuerda,
Faustina Kowalska, el voto de pobreza no es más que "
una renuncia voluntaria al derecho de propiedad por agradar a Dios". Insisto:
renuncia voluntaria, porque el derecho no es a la propiedad pública sino a la
propiedad privada.
Y así llegamos a los llamados
derechos sociales que tanto predican nuestros líderes políticos: no existen los derechos sociales. Existe el
derecho a la propiedad individual y existe el principio de subsidiariedad, no de imperio, del Estado, que sólo debe intervenir cuando la actividad privada genera injusticia.
¡Ah!, y no existen los derechos sociales. El derecho, como la libertad, es individual.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com