- El mito, y estafa, de la regulación bancaria.
- En España, fueron los reguladores quienes se cargaron las cajas de ahorros.
- En la banca postcrisis, todo el entramado regulatorio está montado para crear un oligopolio bancario mundial.
- Y para que el banco bueno no sea el que tiene poca morosidad sino el que tiene mucho capital.
- Por cierto, los fondos, mucho más peligrosos que los bancos, no están regulados.
Tal y como los progres están empleando el sortilegio de la regulación bancaria, se diría que la clave para evitar nuevas crisis bancarias y regular la banca, es decir, llenarla de normas que manejan los políticas. Y que sean
normas globales, mundiales, telúricas dirigidas por el
Banco de Pagos de Basilea (BIS) y aplicadas por los
bancos centrales.
Lo cierto es que fueron los reguladores los que provocaron la
crisis bancaria al negar esta evidencia. Un banco no es aquel que tiene mucho capital sino aquel que tiene
poca morosidad.
El Nuevo Orden Mundial (NOM) quería crear, y está creando, un oligopolio bancario mundial, basado en ese principio:
un banco bueno es el que tiene mucho capital. Es decir lo grande es bueno y lo pequeño malo, cuando la realidad se empeña en mostrar lo contrario.
Un mito y una estafa conceptual: tenemos muchas.
Trump va a des-regularizar el sector bancario, se nos dice con expresión de terror.
¡Ojalá! ¡Ánimo Donald, a por ello!
Regulación no ha sido otra cosa que
hacer bancos más grandes y el pequeño que no podía, el que realizaba una verdadera labor social (por ejemplo,
las cajas de ahorros españolas) han resultado absorbidos. ¿Por qué estaban mal gestionados y/o politizados? No,
porque no podían acceder a los mercados financieros en las mismas condiciones que los bancos sociedad anónima, porque no podían ampliar capital
si no tenían capital.
En España fueron los regulados (PP y PSOE) quienes se cargaron la gran aportación española -obra de la Iglesia- a las finanzas.
Por lo demás,
Donald Trump no atenta contra la regulación bancaria. Lo que quiere es nacionalizar esa regulación porque
no le gusta la globalización. Y entonces el
Nuevo Orden Mundial (NOM), la masonería internacional, se pone nervioso, porque el presidente USA
atenta contra el sueño del NOM: el gobierno mundial. El
BIS forma parte de ese Gobierno mundial como la ONU.
No tiene poder ejecutivo ni el uno ni el otro, pero
tiene algo más importante: influencia moral y mediática.
Y a todo esto, el tópico memo de que
hay que regular más los bancos (¿más todavía?) se enfrenta a la nueva banca, los fondos de inversión, la llamada banca en la sombra. Los fondos son mucho más peligrosos que los bancos.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com