- Es decir, industria apalancada con garantía real.
- Muchas ingenierías dieron el salto a productoras: ahí llegó el desastre.
- Asumieron deuda con la garantía de las propias plantas que construían.
- Se engañaban a sí mismos sobre la deuda real.
El caso
Abengoa demuestra el proceso que ha ocurrido en España bajo la modalidad financiera denominada "
Project finance", que vamos a traducir como proyectos financiados y nos quedamos tan anchos.
Los proyectos financiados coinciden en que
bancos y fondos aportan el dinero necesario para la construcción de grandes plantas (en el mundo energético es bastante habitual)
contra los futuros ingresos de esas plantas y con el aval de la misma instalación.
Era práctica habitual en ingenierías que dieron el salto de meros expertos que entregaban planos,
llave en mano, a empresas energéticas que no sólo diseñaban una planta generadora, por ejemplo, una estación termosolar sino que, además, la construían y la explotaban.
Pasaban de ingenierías a energéticas.
No sólo eso: los proyectos financiados suponen algo parecido, en la industria, a las
hipotecas de las familias. La garantía es la propia planta
y si la cosa no funciona el banco se quedará de explotador, cosa que a lo mejor no le hace mucha gracia.
Pero no sólo eso. El propio sistema tiende a planificar mal sus cuentas. Por lo general, los
Project finance sólo conllevaban un endeudamiento -el resto es la prenda- por un 10%. Pero no se engañen,
la deuda real es del 100 por 100. Y si vienen mal dadas, ocurre lo que le ha ocurrido a
Abengoa.
En cualquier caso, una vez más, el consejo de
Dickens: no te endeudes. En otras palabras, "la felicidad consiste en tener 21 peniques y gastar 20. La desgracia es lo contrario: poseer 19 peniques y gastar 20.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com