- Para muchos españoles, Ada Colau está un pelín desequilibrada. Manuela Carmena, una roja amargada y vengativa.
- Y ambas alcaldesas, la de Madrid y la de Barcelona, coinciden en una cosa: su narcisismo.
Caso real. Señora de edad, madrileña, que pensaba votar -no sé si al final lo hizo- al PP para la Comunidad de Madrid (
Cristina Cifuentes) y a esa señora "
que no es de Podemos" (
Manuela Carmena).
Su hija le aclara:
-¿A ésa? Pero mamá, que Carmena sí es Podemos y, además, es una bolchevique.
-¡Qué cosas dices! -contesta la anciana, molesta- .¿Cómo la puedes calificar así, si esa mujer era juez?
Esto es definitivo. Para muchos españoles, que nacieron cuando el mundo era joven, hace muchos años, un juez es un señor justo, que no se deja llevar por sus instintos. En el caso de Manuela Carmena, además, nos encontramos ante una ancianita jubilada, que exuda moderación y buen talante por todos los poros. Vamos, una yeya-flauta.
Por eso, nuestra mujer tampoco podía creer que, con esa cara de buena gente que tiene la pobre, doña Manuela Carmena perteneciera a una de las muchas marcas de Podemos.
Muchos de sus votantes votantes se la imaginarían saliendo de misa de 12, los domingos, y dirigiéndose a la pastelería para comprarle bollitos a sus nietos. Además, ¿cómo va a ser bolchevique si fue juez? Los jueces imparten justicia y cuidan de los débiles frente a los fuertes.
Son imágenes políticas contra las que es muy difícil luchar. Los jueces y policías son gente de orden y no se hable más. Doña Manuela Carmena, uno de nuestros peores ciudadanos, se ha preocupado de alimentar la visión de una mujer todo moderación, que coincide con nuestro inefable Iglesias,
el amigo de follar y el rompelunas de los perroflautas, ahora metido a casta.
¿Pero Carmena una bolchevique? ¡Por favor!
Pues sí, es un bolchevique. Como buena marxista utiliza cualquier causa para imponerse a los demás, sea ETA o la eutanasia. El principio general de todo tirano, y Carmena es una tirana, sigue siendo el mismo: seré legal y democrática hasta alcanzar el poder; cuando lo alcance me cargaré la democracia que me maniata.
Luego está
Ada Colau. Yo creo que es mejor persona que Carmena. Ambas practican el narcisismo y es cierto que Colau tiene una cierta mirada perdida, diría que muestra un cierto desequilibrio, pero no hasta el punto de calificarla como lo hace el mundo económico: una chiflada de marca. No tanto, no. Sólo es que le gusta bordear la ley y eso tiene sus consecuencias.
Ejemplo, años atrás la Guardia Urbana de Barcelona ejecutó un desahucio. Se rebelaron los vecinos y una maceta cayó en la cabeza de un policía. Le dejó parapléjico. Sus compañeros detuvieron a una serie de personas y les propinaron una paliza en comisaría. Una de las condenadas, al parecer inocente, sale de prisión y se suicida. El enfrentamiento entre los antidesahucios y los municipales se enquista. Pues bien, ahora la mujer que se hizo famosa por eso, por los escraches contra cargos públicos y por luchar contra los desahucios con 'cierta violencia', es la responsable de esa Guardia Urbana. ¿Qué va a pasar? No tengo ni idea, pero me temo lo peor.
Al mismo tiempo, como recordaba el presidente del Sabadell,
Josep Oliú, resulta que esas plataformas antidesahucios suelen negociar los casos de verdadera miseria -exclusión social- no el de los jetas que pretenden quedarse con el piso y no pagarlo.
En cualquier caso, dos grandes alcaldesas. Aunque insisto: Carmena me preocupa mucho más que Colau. Su narcisismo resulta mucho más retorcido.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com