Se le escapó al número tres de una de los grandes del IBEXc35, que durante los dos primeros meses del año andan en plena producción de toda la documentación sobre el ejercicio 2004 para el accionista, la CNVM y demás reguladores: "Qué difícil resulta motivar a tu equipo con esto de la sostenibilidad. Todos saben que les exige muchísimo trabajo y que no sirve para nada".

¿Comprenden? No sirve para nada, esta es la cuestión. La cuestión verde se supone que es prioritaria para una compañía cuando todo el mundo sabe que no sirve para nada. Ecología en el mundo de la empresa: el emperador vuelve a ir desnudo, mientras se gastan cantidades esfuerzo de dinero, de tiempo y talento, en aparentar verdes, porque de eso y no de otra cosa se trata. 

Ha surgido así la burocracia verde, que los reguladores no dejan de exigir y engrosar, cada día más. A ello dedican las empresas un esfuerzo ímprobo que resultaría más útil en otros menesteres. Por ejemplo, en mejorar la producción y el servicio a sus clientes, es decir, en el bien común.

Vivimos la época del ecologismo coñazo. Pero mañana mismo, si damos la vuelta a la tortilla, este coñazo podría quedarse en nada.