Decía el 25 de marzo, Día del Niño por nacer... que mientras haya alguien que defienda al ser humano más inocente e indefenso, el concebido y no nacido, queda esperanza para el mundo. La fiesta de la Anunciación, festividad litúrgica, se ha trasladado este año al lunes 8 de abril porque el 25 de marzo coincidía con la de lunes santo. La verdad, estos cambios de fecha sólo sirven para confundir a los defensores de la vida.

Insisto: ¿para cuándo una eucaristía por la vida en la calle, con mención expresa a la doctrina cristiana, que prohíbe el aborto, la anticoncepción, la FIV y otras aberraciones contra los prenatales?

En cualquier caso, los obispos españoles han aprovechado para recordar que la Fecundación In Vitro (FIV) no puede ser aceptada, practicada ni promovida por ningún católico. Recuerden: la Iglesia prohíbe la FIV, porque no es vida, es muerte. Y los obispos españoles repiten que no es lícito acudir a la fecundación artificial ni a los vientres de alquiler... siendo lo primero mucho más grave, aún, que lo segundo, aunque la FIV esté mejor vista por la sociedad.

¡Enhorabuena! Ahora bien, insisto, ¿para cuándo una eucaristía por la vida en la calle, con mención expresa a la doctrina cristiana, que prohíbe el aborto, la anticoncepción, la FIV y otras aberraciones contra los prenatales?