En Hispanidad hemos dudado antes de publicar esta fotografía repugnante de unas cuantas cerdas que, en la ciudad de Cuenca, se dedicaron, delante de las iglesias, incluida la catedral, a realizar una parodia blasfema sobre la Virgen María. ‘Performance', le llaman, cuando no es más que burla sacrílega de la Madre de Dios. 

Lo hacían por insultar, por ofender, por molestar y probablemente con la intención de que cualquier católico perdiera los papeles y, en lugar de encomendarlas al Hijo de María, les pegara un buen puntapié en sus hediondos traseros. Un puntapié es un acto de violencia, y probablemente delictiva, pero vaya usted a saber si el otro juez, el Juez Supremo, no lo calificaría como un santo puntapié. Me cuidaré mucho de afirmarlo, que no soy quién para ponerme en el lugar de Dios.

Si al final nos hemos decidido a publicar la imagen es porque no queremos correr con mangueras a las inundaciones y con barcazas a los incendios. Porque lo habitual, que no lo normal, es que ante la ola de blasfemia y cristofobia, no ya cristianofobia, sino de directa aversión a Cristo, que nos invade la reacción común, también entre los cristianos, consiste en hacer un mohín de elegante desperdicio. Pues mire, no. Es muy recomendable en 2022, releer La esfera y la cruz, esa novela actualísima, de hace 100 años, de Chesterton, en la  que un devoto de la Virgen y un personaje que niega la virginidad de María y los dogmas de la Iglesia, pero que no hacía performance estúpidas, se retan en duelo.  El autor no salva a uno sino a los dos, que acaban… no se lo cuento. Pero sí hay algo claro es que a Dios, Creador, Redentor y Padre, precisamente por esa triple condición le ofende menos el odio de los extraños que la indiferencia de los propios. .

Ojo, cuando hablo de indiferencia no me refiero a las guarras de Cuenca, que sólo son unas impúdicas que enseñan sus enormes traseros para ofender, sino a los mohínes cansinos con los que muchos cristianos reaccionan ante estos hechos. Mira hacia otro lado, fuese y no hubo nada. Eso no demuestra sofisticación sino escaso amor a la Madre de Dios. 

Por lo demás, la noticia es que Abogados Cristianos asegura no estar dispuesto a que estas ofensas a los cristianos, más bien directamente a Cristo, queden impunes y por eso lo judicializan. ¡Pues bien por abogados cristianos! El resto debemos desagraviar a nuestra madre la Virgen y, si a alguien se le escapa un puntapié en ciertos traseros guarros… pues tendremos que penar con la ley que, entonces sí, reaccionará de inmediato ante tamaño delito de odio. 

Total, que el juzgado ha abierto diligencias, sólo eso, por esta ofensa de unas cuantas cerdas blasfemas. Algo es algo.