
El nonagenario cardenal Zen a sus colegas: lo de Lutero también fue una reforma. La Iglesia es muy débil para dar riqueza a los pobres, hogar a los migrantes y para anular el cambio climático. Para eso es más eficaz la política
Ya hay nuevo Papa. En las llamadas congregaciones generales, previas al Cónclave, en las que participan los cardenales menores de 80 años y los mayores, el cardenal Joseph Zen, el obispo héroe de China, les recordó a los cardenales que el concepto de 'reforma' gusta mucho, sobre todo, a los jóvenes... para luego concluir que lo de Lutero, uno de los desastres más grandes de la historia de la Iglesia, también fue una reforma. Para tener 93 años, este chino habla muy claro y la Agencia Zenit lo ha explicado muy bien.
El sucesor de Francisco en el Papado de la Iglesia católica, Robert Prevost, desde ahora León XIV, ha iniciado su pontificado con el concepto de paz, paz interna, no paz de espíritu, por bandera. Además, del nuevo Papa sabemos que lo suyo son otras preocupaciones como la Iglesia pobre para los pobres (no de espíritu sino de dinero) así como los migrantes (toda migración es mala por naturaleza) y el cambio climático, que no es ni bueno ni malo, sólo es una obsesión convertida en religión, además un miedo telúrico convertido en esclavitud de todos para conseguir nada.
Además, la Iglesia es muy débil para dar riqueza a los pobres, hogar a los migrantes y para anular el cambio climático. Para eso es más eficaz la política. Insisto, el presupuesto de la Iglesia se parece al del Principado de Andorra. Además, posee mucho patrimonio pero poca liquidez. Y ningún economista ha conseguido una fórmula fácil para convertir el patrimonio en liquidez: ¿Cómo rentabilizas un catedral?
Insisto, el presupuesto de la Iglesia se parece al del Principado de Andorra. Además, posee mucho patrimonio pero poca liquidez. Y ningún economista ha conseguido una fórmula fácil para convertir el patrimonio en liquidez: ¿Cómo rentabilizas un catedral?
La Iglesia siempre ha sido, es y será, una pobretona, pero no sólo de pan vive el hombre. Sí que puede predicar sobre la justicia social, pero no puede imponerla. Además de que todo lo que suene a imposición disuena de la cosmovisión cristiana.
La iglesia no puede ayudar al refugiado o al migrante, salvo en cuestiones menores, pero sí puede consolarle, llevándole a Cristo. En cuestión de calentamiento global, ni la Iglesia ni los gobiernos pueden cambiar el rumbo del planeta pero la Iglesia sí puede, y los gobiernos no: ofrecer la confianza en el Dios paternal para todo aquello que supera al hombre. Mismamente, el cambio climático.
La Iglesia no necesita aperturismo al mundo, ni acomodación a los tiempos ni demás zarandajas. Lo que necesita es una restauración doctrinal, porque no es Cristo quien tiene que adaptarse al mundo, es el mundo quien tiene que adaptarse a Cristo
En cualquier caso, la Iglesia actual no necesita reformas, sino una restauración re-sacralizadora y una aclaración rauda de la doctrina. He dicho, y me veo en la obligación de mantener, que lo peor del 'legado de Francisco' se resume en una sola palabra: confusión doctrinal. Francisco -que hizo cosas muy buenas- hizo un mala: creó una extraordinaria confusión doctrinal, esa misma conclusión contra la que tanto lucharon sus predecesores Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI.
La Iglesia no necesita estas 'reformas', ni aperturismo al mundo, ni acomodación al tiempo de hoy, ni demás zarandajas. Lo que necesita es una restauración doctrinal, porque no es Cristo quien tiene que adaptarse al mundo, es el mundo quien tiene que adaptarse a Cristo.