Trudeau (1)
Ojo al dato. El primer ministro canadienses, inefable Justin Trudeau, el de los calcetines de vivos colores, ha dictaminado que la Navidad, al igual que la Pascua, o sea, la Semana Santa, (a lo mejor no sabe que las dos son pascua o paso) discriminan a los credos religiosos minoritarios.
Está claro: la hermenéutica del primer ministro canadiense termina en evidencia científica: cualquiera puede llegar a presidente del gobierno en el segundo país más grande del mundo. Lo que ocurre es que Canadá es un bloque de hielo, lo cual guarda relación directa con la temperatura intelectual de su primer ministro.
Ojo, que el asunto suena a coña pero no resulta baladí. Cuando un político asegura que algo discrimina es que ese algo debe ser prohibido. A lo mejor prohibe la celebración de la Navidad en Canadá. Desde luego, tanta lucecita suena a delito de odio.
Trudeau ha legalizado las drogas en Canadá, No sé si él consume ni en qué cantidad, pero, si lo hace, es lógico que diga este tipo de cosas. Es el colocón de Justin.
Por cierto, Justin es uno de los mejores amigos de Pedro. Sí, de ese Pedro.