No me gustan las criptomonedas porque si vienen malas dadas no hay quien responda por ellas, dado que el Bitcoin y compañía no tienen referencia alguna. Siempre se dijo que del dólar te puedes fiar porque detrás de él está el ejército norteamericano y, con el patrón oro, detrás de él estaba el oro de Fort Knox. Ahora bien, las criptomonedas no tienen referencia alguna y encima se han convencido, y esto aún me gusta menos, en un mero mercado especulativo.

Pregunta: ¿para qué sirve el dinero? Principalmente, como instrumento liquidatorio de deudas.

Segunda pregunta ¿Por qué una moneda vale lo que vale? Porque detrás de él hay una soberanía que responde por su valor.

Si no hay referencia, una soberanía que respalda la moneda, el riesgo aumenta pero, sobre todo, si la moneda no tiene poder liquidatorio de deudas… entonces yo me echo a temblar.

Por ahora, se trata de otro instrumento especulativo de los muchos que han existido a lo largo de la historia, igualito a los bulbos de tulipanes en la Holanda del siglo XVII. Y, al menos, un tulipán es una planta mientras el bitcoin no es más que un algoritmo.

Por tanto, que China neutralice la capacidad de cambios con bitcoin no me parece mal… aunque se trate de la peor tiranía del mundo, que también puede hacer algo bueno.

Lo que me preocupa es lo contrario: que, como ha hecho el Salvador, se otorgue a las criptomonedas poder liquidatorio de deudas. Pagar el pan en bitcoin no sólo es un contrasentido: es un peligro.