La aprobación de la vergonzosa ley de Amnistía certifica, por enésima vez, la sutil técnica de Pedro Sánchez: si me orinan digo que llueve y siempre soy y seré... débil con el fuerte Puchi y fuerte con los débiles... Vox y PP
¿Es Emiliano García-Page el único socialista al que le hierve la sangre ante el chantaje permanente de Puigdemont y ERC?
Al parecer no. Según una encuesta pública por el diario ABC el pasado sábado 1 asegura que el 47% de los votantes del PSOE consideran que esto no va más, que el chantaje del Puchi es inaceptable, insostenible, decepcionante, importante... y ligeramente irritante y que, por tanto, el presidente del Gobierno debería convocar elecciones.
La aprobación de la vergonzosa ley de Amnistía certifica, por enésima vez, la sutil técnica de Pedro Sánchez: si me orinan digo que llueve y siempre soy y seré... débil con el fuerte Puchi y fuerte con los débiles... Vox y PP.
Estamos ante el uso del poder entendido como capacidad para chantajear. Y a Puchi, a Rufián, a Otegui y a Ortúzar les funciona.
Tras el numerito de la aprobación de la ley de Amnistía y si fuera un señor normal, Pedro Sánchez ya se habría olvidado de indepes, catalanes, vascos, gallegos, canarios, mallorquines... y se habría vuelto hacia el pacto con el PP contra los nacionalismos... y a convocar elecciones porque de otra forma Feijóo no aceptaría.
Y lo digo yo, que considero que en España hay una socialdemocracia progre de izquierdas, el PSOE y otra socialdemocracia progre de derechas, asimismo maloliente, llamada PP.
Y lo digo porque esto se hunde... en el Frente Popular y en su consecuencia natural: el enfrentamiento civil. Es lo que aconseja el sentido común a Pedro Sánchez, salvo que se haya creído sus mensajes favoritos como lo de la internacional ultra y otras sandeces.