Sr. Director:
La propuesta, de la primera ministra de Escocia, Nicola Sturgeon, de convertir las próximas elecciones en un nuevo referéndum unilateral de facto, para esquivar así la prohibición del Tribunal Supremo, es rechazada por más de dos tercios de la población escocesa, y ni siquiera la apoyan los votantes del Partido Nacional Escocés. La ciudadanía sigue muy dividida. Pese al impacto del Brexit, se mantiene una ligera mayoría a favor de la permanencia de Escocia en el Reino Unido. Pero en un punto el consenso sí resulta abrumador: en no permitir que esta controversia monopolice la vida política y contamine la convivencia, es una victoria del sentido común. Es el mismo sentido común que reacciona en España cuando el Parlamento aprueba que jóvenes de solo 16 años y sin necesidad de diagnóstico médico puedan libremente cambiar de sexo.