Uno de los asuntos centrales de la visita del Papa Francisco a Sri Lanka y Filipinas son sus llamamientos al diálogo entre distintas religiones, precisamente en Asia, el continente con más casos de persecución religiosa.
El viaje desgraciadamente comenzó marcado por los atentados de París contra la comunidad judía y el semanario Charlie Hebdo. En respuesta a las inquietudes que estos hechos han provocado en Occidente, Francisco ha dejado claro que "no se puede matar en nombre de Dios", y ha defendido sin ambages el derecho a la libertad de expresión.
Pero igual que hay límites a la libertad religiosa, lo mismo vale para la libertad de expresión, que no debe utilizarse para insultar gratuitamente "la fe de los demás".
Es llamativo que la mayor incomprensión ante estas afirmaciones, "no se puede matar en nombre de Dios", y que la libertad de expresión no debe utilizarse para insultar gratuitamente "la fe los demás", provenga de ámbitos en los que, durante años, poco o nada se ha dicho de la persecución contra los cristianos.
Suso D.