Sr. Director:
Está suficientemente demostrado que a nuestros políticos y a los partidos en los que militan, solamente les preocupan las elecciones. Siempre están en campaña y el año que comienza no será un año electoral, será un año electoralista.
Si, es un decir, las elecciones tal y como ahora las sufrimos, desaparecieran del mapa político, nuestros políticos no sabrían qué hacer, se habrían quedado sin ideas, sin nada que llevarse a la boca de sus ambiciones, sin insultos, sin componendas, sin querellas, sin discusiones, sin sus aparentes diálogos.
Toda su actividad se desarrolla en función de las elecciones, en el antes y el después de los comicios.
Un ejemplo claro lo tenemos en lo que ocurre en Andalucía. Se discute no tanto para formar gobierno, como para aprovechar los resultados de cara a los afanes electoralistas de unos y otros. Todos los movimientos que se hacen en aquella comunidad se pergeñan con vistas a unos supuestos réditos electorales.
Susana Díaz quiere mantener el poder en el Partido Socialista de Andalucía y Pedro Sánchez pretende aprovechar los malos resultados para quitar de en medio a la que fue su ponente en las primarias de su partido y reforzar el “sanchismo” de cara a otras consultas en las urnas.