En España viven 4,1millones de extranjeros legales y se calcula que 700.000 ilegales, aunque la sensación callejera y la opinión de los que trabajan en este campo, como la gente de la Iglesia que se dedica a atenderlos  es que son muchos más.

El ambiente general ya lo conocen ustedes: si te atreves a decir que el aumento de inmigrantes tiene que ver con el aumento de delitos, también de delitos sexuales, entonces eres un ultra. Incluso acabo de escuchar al cardenal-arzobispo de Madrid, José Cobo, hablar de suprimir los centros de reclusión para migrantes y los centros para menas. Con todo repeto, monseñor, eso es una barbaridad.

No acuso a su Eminencia de ignorante por esa propuesta. Le acuso de algo peor: le acuso de comodón. Sí, es cierto, al inmigrante que huye de la miseria hay que recibirle con los brazos abiertos: son, en efecto, nuestros  "hermanos migrantes". Ahora bien hay que tomarse la molestia y el coste de atenderlos, es decir de integrarlos. Y toda integración conlleva educación y ya saben: quien bien te quiere te hará llorar. Traducido: hay que acoger al inmigrante y, atención, exigirle que respeta al país que le acoge.

Los cárteles en árabe de Vox en Cataluña, en plena campaña electoral, constituyen un gran acierto: musulmán, en España, las mujeres tienen los mismos derechos que los hombres.

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Pero hay algo aún más importante:Si alguien es ilegal está casi obligado a delinquir. En España viven 4,1 millones de extranjeros legales y se calcula que 700.000 más ilegales. O se les expulsa o se les integra: lo que no vale es soltarles en la calle y, encima, tener la caradura de venderte como el más solidario. Una de dos: o se les integra, y eso conlleva exigirles mucho, sobre todo el respeto al español, o se limitan las entradas de los que no podamos integrar. Por contra, lo que está proponiendo la progresía, también la progresía clerical, consiste en legalizar a cientos de miles. Y a partir de ahí, que se las arreglen como puedan y que los españoles se las arreglen como puedan por convivir con quien a lo mejor no precisa robar, o cosas peores, para sobrevivir.

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Porque lo de Monseñor José Cobo queda muy bien, pero debería explicárselo a los españoles víctimas de la violencia de inmigrantes ilegales. Mismamente, a las mujeres violadas por alguno de esos inmigrantes ilegales.

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Eminencia, no sea usted comodón.