Sr. Director:
Con esto del mando único, el responsable del caos de la gestión del Gobierno -de toda la gestión, en todas las áreas y no solamente en el ámbito de la pandemia- es Sánchez, pero lo cierto es que está rodeado de daños colaterales en forma de ministros, de vicepresidentes, de expertos y hasta de “fontaneros”.
Bien es verdad que son daños colaterales que él mismo se ha agenciado pero, como los sufrimos todos, todos tenemos derecho a lamentarnos del ¡ay! En que nos tienen los dichosos daños que son otra plaga no menos dolorosa.
Los más dañinos en eso de la colateralidad, de momento, son Illa y Simón que, mentiras aparte, no han dado una desde mucho antes de que decidieran que sí, que teníamos al coronavirus encima. Decisión que tomaron con un evidente retraso y que es una de las causas del enorme daño, este no colateral, que está sufriendo la sociedad española.
Cada uno en su estilo, lloroso y filosóficamente fúnebre el uno y de suficiencia pseudocientífica el otro, nos traen y nos llevan, cambian las cifras, cuentan historias para no dormir, se justifican, nos traspasan los timos que ellos protagonizan en los mercados, se sacan empresas e intermediarios de la manga y no es que dobleguen la famosa curva, es que la retuercen para que las cifras sean menos alarmantes. Y cuando esas cifras son mínimamente esperanzadoras, se apresuran a sacar pecho, cuando lo que tendrían que hacer era meter y hasta esconder toda la caja torácica.