Que el Presidente del Gobierno reelegido, falte a su palabra ya no es, por desgracia, ninguna novedad. Es inevitable, sin embargo, que esa falta de escrúpulos sea en algunos casos un escándalo.
Por ejemplo, con los enfermos de ELA que, como ha denunciado el futbolista Juan Carlos Unzúe, están siendo obligados a morir. Otros muchos enfermos, como por ejemplo Jordi Sabaté, auténtico influencer en redes sociales, ponen a diario negro sobre blanco en las promesas incumplidas por el Ejecutivo, en la ley que nunca llega y en los agravios comparativos que el Gobierno comete al negarles las ayudas y derrochar a manos llenas en otras cuestiones de interés particular que bien conocemos.