Sr. Director: En su homilía, de la Misa de clausura del Encuentro Mundial de las Familias en Filadelfia (Estados Unidos), el Pontífice reflexionó sobre el peligro de caer en la tentación de poner en duda la obra del Espíritu y creer que "la misma no tiene nada que ver con aquellos que 'no son parte de nuestro grupo', que no son 'como nosotros'". Advirtió que esta "es una tentación peligrosa. No bloquea solamente la conversión a la fe, sino que constituye una perversión de la fe". Explicó que había gente para quienes "la apertura de Jesús a la fe honesta y sincera de muchas personas que no formaban parte del pueblo elegido de Dios, les parecía intolerable. Los discípulos, por su parte, actuaron de buena fe, pero la tentación de ser escandalizados por la libertad de Dios que hace llover sobre 'justos e injustos', saltándose la burocracia, el oficialismo y los círculos íntimos, amenaza la autenticidad de la fe y, por tanto, tiene que ser vigorosamente rechazada". En ese sentido, cabe recordar que Dios quiere que todos participen de la fiesta del Evangelio. "No impidan todo lo bueno, dice Jesús, por el contrario, ayúdenlo a crecer", invitó a hacer a los oyentes y a nosotros que más de un mes después estamos en nuestro medio habitual y corriente. Enric Barrull Casals