Sr. Director:

No es una cuestión sencilla ordenar la propia biblioteca, lo digo por experiencia, de ahí se sigue que cada vez hay más lectores de libro electrónico. Porque ordenar cientos de libros en casa es una labor demasiado ardua y que con frecuencia nos sobrepasa. Por eso dicen que “hablan (las bibliotecas) de los lectores que quisimos ser, y en los que finalmente no nos convertimos”. Porque seguramente en un principio había un criterio de ordenación e incluso había éxito en la búsqueda.

Pero si vamos al fondo último del almacenamiento llegaremos a la conclusión de que tengo los libros para poder releer, pero sobre todo para poder prestar. Sí, ya sé lo de “libro prestado es libro perdido” o “libro prestado ni agradecido ni pagado”, pero me emociona pensar que este libro recién acabado le va a gustar a… Y claro, esto, con los electrónicos no puede hacerse. Es un libro que no sirve para otros.

Es verdad que “hay libros, fíjense a partir de hoy, que están en todas las casas, que tiene toda la gente que conocemos”, pero también es verdad que de vez en cuando encontramos joyas nuevas que estamos deseando compartir. No es una cuestión fácil dejar un libro aparcado -como tesoro escondido- cuando me ha dejado tan fascinado.