Sr. Director: Cuando aparece algo relacionado con la actividad política de Arnaldo Otegi, pienso, esto no tiene sentido a no ser que estén tramando alguna cosa pseudolegal pero realmente efectista. Y es que  parece que Otegi cree que puede salirse con la suya. Cabe recordar que tras la decisión de la Audiencia Nacional de inhabilitarle fue la propia defensa del candidato fantasma la que renunció a recurrir ante el Tribunal Supremo. Su oportunista empeño en ejercer un cargo público sólo responde a una artificiosa polémica buscada que, casualmente, coincide con el periodo electoral. Juan García