Cuando se procede sin hacer una mínima reflexión de aquellas decisiones que vamos a tomar, los pros y los contras, las consecuencias favorables o adversas, existe el riesgo de errar.
Pero es que además ese riesgo es seguro en el caso que nos ocupa. Hay una parte significativa de nuestra población que se ha entregado a los brazos de unos populistas, por su desencanto con los políticos tradicionales y no se dan cuenta de que "salen de Málaga, para meterse en Malagón".
No pretendo ofender a nadie, ni tan siquiera a los que salieron a la calle para hacerle el juego a tres irresponsables que quieren destrozar nuestro país engañando a los ignorantes, pero quiero denunciar la "locura" que se está produciendo sobre todo en la clase social menos instruida y más lega en materia política, terreno en el que arraiga mejor el populismo, la mentira y el afán de los "sin escrúpulos" por someter a un pueblo honrado y sincero.
Seamos, por favor, sensatos y observemos la verdadera intención de estos "salva-patrias". Sin haber hecho otra cosa que predicar en las televisiones traidoras, ya son corruptos: ¿cómo serían si llegasen a tomar el poder?
No se puede defender un comportamiento correcto y acertado de nuestros actuales gobernantes, ni de los anteriores; la ineptitud, la corrupción y el desinterés por la defensa de los ideales del pueblo, son las banderas y el mérito que exhiben. Pero no por eso hemos de suicidarnos arrojándonos por el precipicio de Podemos.
El desleal Rajoy, que embaucó a sus votantes prometiéndoles corregir la nefasta política social de Zapatero, es una de las causas del malestar popular, pero no justifica tanta desesperación para apoyar a unos populismos conocidos y muy trasnochados. Comprendo la exasperación de quienes se encuentran ociosos esperando la oportunidad de ser útiles a la sociedad y encontrar la ocasión de un trabajo que le permita su sustento.
Pero, ¿sabéis lo que nos espera si estos señores controlan el poder? Mirad hacia esos países que toman como modelos, algunos están entre los más ricos del mundo, pero su gente la más pobre y sometida.
Sería preciso que reflexionaseis sobre la educación que espera a vuestros hijos, las libertades de información y movimiento, el destino de vuestras propiedades, la libertad religiosa, la democracia, los valores morales (ya muy debilitados), el libre abastecimiento (sin cartillas), las ideas políticas, el estado de bienestar… Por favor, un poco de sensatez y seriedad que es mucho lo que nos jugamos. Yo creo que en España no nos merecemos esto.
Pablo D. Escolar