Sr. Director:
El Congreso de los Diputados ha aprobado la proposición de Ley de la Amnistía; y eso sólo se puede traducir en dos ideas completamente opuestas, hasta consecuentes, me atrevería a decir: primero, la tristísima, pero temporal, partición de España en dos; seguidamente, la inminente Unión de la Nación en una sola alma. Sin caer en arrogantes repasos de Historia, quiero recordar el siguiente hecho que, me parece, se relaciona mucho con lo ocurrido hoy: el trágico Gran Cisma. La Cristiandad universal dejaba de ser Una, y se separaba el mal llamado brazo ortodoxo; pero, a pesar de todo, Roma sobrevivió. Luego, esa Cristiandad mayor, la Europea (con mayúscula), se vería afectada por el luteranismo. Una vez más, Roma sobreviviría. Y tras Westfalia, era la Monarquía Católica quien salía a defender el Crucifijo.
Hoy, otra vez, la heredera de aquella Cristiandad, España, ha sufrido una ruptura más, pero ahora de tipo socialdemócrata -escalofríos da la palabra-, es decir, nunca tan alejada del Cristianismo civilizador occidental. Pero, como heredera de la defensa de la fe, al igual que Roma, España también sobrevivirá, de eso no tengo duda. Sobre cuánto tiempo tardará, Sr. Director, eso dependerá de dos factores clave: de la vuelta al Sacratísimo Corazón de Jesús de los españoles, y de la voluntad que el Pueblo tenga por mantenerse libre. Hoy más que nunca: ¡Viva la España católica!