Sr. Director:
La pandemia se prolongará, prolongará… por que ni la Iglesia Católica ni el estado laico rectifican. Vamos por partes, la Iglesia se ha mundanizado, desacralizado, ha perdido la fuerza y el vigor por que han puesto en primer lugar al hombre y apartado a Dios, lo cual se ve con claridad meridiana con el trato que recibe a Divina Eucaristía, que es la Vida de la Iglesia; la han sustituido con Cáritas que no es nada más que una Entidad benéfica, social, como cientos que ya existen. En cuanto al estado laico vemos como extienden sus tentáculos cual pulpo por el mundo, cada vez se envalentonan más por que no encuentran oposición, ya se creen dueños del mundo. Es una insensatez mayúscula, pues no son ellos los que han creado el mundo, son simplemente unos personajillos, ya ni tan siquiera personajes, frágiles, vulnerables, caducos que son simples marionetas manipuladas por Satanás. Pero esta sociedad que quieren imponer, se asemeja a lo que hicieron los judíos cuando pusieron a Cristo en el sepulcro y lo cerraron con una losa y vigilado por guardias no se sea que lo robaran sus discípulos y dijeran que había resucitado. Ya sabemos como resucitó al tercer día; pero como Dios creo al hombre por Amor, no quiere que se pierda, le ha costado mucho sacrificio su rescate, la vida de su Divino Hijo, pero por si no fuera suficiente el testimonio de sus discípulos que dieron su vida como mártires por asegurar que le habían visto resucitado, la técnica moderna que impera en esta sociedad, ha demostrado que en la Sábana Santa de Turín, que por supuesto, no faltaba más, tiene detractores, confirma que allí estuvo envuelto el Cuerpo de Cristo y como dejó impresa su figura, como lo muestran las fotos que se han hecho, de su Resurrección. ¿Cuánto durará esta pandemia o puede ser que venga otra? No lo se, no soy hijo de profeta, pero lo que se ve con toda claridad es el estado del mundo, soliviantado, temeroso, inmoral y corrupto, ya no sabe distinguir el Bien del Mal, La Verdad de la Mentira. Pero creo con toda la firmeza en el triunfo de Dios y que se establezca una nueva sociedad de una espiritualidad como nunca ha existido, y todo esto sin tardar mucho.