Sr. Director:

El rayo que cayó sobre la cúpula de la Basílica de San Pedro en el Vaticano el día que renunció el Papa Benedicto XVI fue el aviso celestial que anunciaba el fin de esta era. Viendo los Sumos Pontífices que hemos tenido hasta el presente, queda palpable que desde el pontificado del Papa Francisco, este camino de desacralización y mundanidad, con una mediocridad asombrosa, donde se ha humanizado hasta lo más sagrado, es una prueba irrefutable de que esta era se acaba.

Tenemos una Jerarquía católica, que salvo excepciones, igual que ocurre con las encuestas políticas, “no sabe, no contesta”, pone de manifiesto que estamos en una situación insoportable, y no esperes que estos ¿pastores? “perros que no ladran”, rectifiquen. ¿Será por soberbia? Ese es el mayor pecado, por el cual Lucifer fue arrojado del Paraíso a los más profundos infiernos. Y viendo los Pontificados anteriores, repito, llegas a la trágica conclusión de que esta era se acaba. Si quieres salvarte de esta tragedia, tendrás que afiliarte al Ejército de los Apóstoles de los Últimos tiempos, a las órdenes de la Inmaculada y Siempre Virgen Madre de Dios, que nos conducirá al triunfo eterno junto a Dios en el cielo, que para eso Dios nos creó y confirmó con la Pasión, Muerte y Resurrección de su Divino Hijo.