Sr. Director:
No es agradable hacer de profeta de calamidades, pero ¿Somos conscientes de la gravísima situación en que estamos viviendo? Esto es como un globo que se está llenando, hasta que no cabe más y revienta. Pues eso es lo que nos puede ocurrir en el momento menos pensado. El Mal, es decir Satanás, no puede vencer contra Dios, pero está ejerciendo una presión irresistible, a la cual solo se puede vencer con la fe. Cristo es el mismo, ayer, hoy y siempre, pues como es Dios es eterno e inmutable. Su Amor por el hombre queda expuesto con toda claridad: Clavado en la Cruz con los brazos abiertos para darnos su perdón y su paz, por muy graves que sean nuestros pecados, y ya, en el colmo, no puede dar más, se quedó VIVO Y PRESENTE EN LA DIVINA EUCARISTIA.
Y vuelvo al principio de este escrito, este globo está a punto de estallar, algo va a suceder que conmueva a toda la sociedad. Nada ni nadie nos podrá apartar del amor de Cristo, tenemos que despertar de este sopor letal en el que Satanás quiere que permanezcamos y, acudamos a la Santísima Virgen para que nos proteja de los males que sin duda alguna van a suceder y que el mismo Cristo ya anunció. No es catastrofismo: para unos es la salvación, para otros su condenación.