Cuántas veces menospreciamos a grandes personajes de la política española sólo porque no piensan como nosotros o porque no pertenecen al partido o grupo con el que simpatizamos. En nuestras duras e injustas críticas ni siquiera tememos llegar a la burla sobre sus opiniones, olvidando el sacrificado y generoso esfuerzo que realizan para orientarnos en el voto con sus profundos análisis, deducciones, consejos y hasta predicciones electorales. Como ha sucedido recientemente con el gran líder popular Alberto Núñez Feijoo, quien al ser entrevistado en una radio aseveró con cierta solemnidad (y no era para menos), que si en las próximas elecciones los votantes de Vox cambiasen su papeleta electoral por la del PP, podría asegurar que Pedro Sánchez no seguiría gobernando.

Un impresionante vaticinio quizás reservado sólo para mentes muy brillantes y versadas en los complicados entresijos de la política española, que no está al alcance de cualquiera y que evidencia las limitaciones del pueblo llano incapaz de alcanzar el elevado grado de preparación, conocimientos y hasta perspicaz ingenio adivinatorio de quienes nos gobiernan o aspiran a ello. Aunque bien es verdad que, tan potente afirmación de tintes proféticos sobre el cambio de papeletas, recuerda aquel otro desarrollo lógico, tan sutil como aplastante, de que si mi abuela tuviera dos ruedas, unos pedales, un sillín y un manillar, no sería mi abuela, sino una bicicleta. Y ya metidos en profecías electorales, al parecer hay quien sostiene que si los votantes del PSOE también cambiasen sus papeletas por la del PP, es más que probable que tampoco siguiese gobernando Pedro Sánchez. Pero eso no lo llegó a decir Feijoo, que es gallego muy prudente y no le gusta arriesgar demasiado; porque él es más partidario de persuadir a los electores con el demoledor peso de sus vaticinios políticos.