Sr. Director:
El Papa Francisco se ha ganado al mundo, al menos a los más alejados, con sus gestos, actos, meditaciones y preocupaciones por los más desfavorecidos. Intenta explicar la fe con un lenguaje de andar por casa, que entienda el público de este siglo. Por esta razón, a muchos le sorprenden que mencione, en pleno siglo XXI, al diablo.
“¿El Papa todavía cree en el demonio?” Se preguntan no pocos. Pues sí y, además, habla con frecuencia de él.
Sin ir más lejos, en su última exhortación sobre la santidad. Después de mostrarnos el camino de la santidad en 157 puntos, a partir del 158 nos advierte: “La vida cristiana es un combate permanente. Se requieren fuerza y valentía para resistir las tentaciones del diablo y anunciar el Evangelio. Esta lucha es muy bella porque nos permite celebrar cada vez que el Señor vence en nuestra vida”.
Más de doce he contado (y he parado de contar) las veces que el Papa menciona al diablo, demonio, maligno, Satanás…
Y en el punto 161 nos define cómo es: “Entonces, no pensemos que es un mito, una representación, un símbolo, una figura o una idea. Ese engaño nos lleva a bajar los brazos, a descuidarnos y a quedar más expuestos. Él no necesita poseernos. Nos envenena con el odio, con la tristeza, con la envidia, con los vicios. Y así, mientras nosotros bajamos la guardia, él aprovecha para destruir nuestra vida, nuestras familias y nuestras comunidades, porque «como león rugiente, ronda buscando a quien devorar» (1 P 5,8).
Yo no lo ponía en duda porque creo en la Iglesia Católica, pero lo digo por otros…si el Papa Francisco habla del diablo, es que de verdad existe.