Sr. Director:
Una de las primeras enfermedades y tentaciones explicó el Papa Francisco a la Curia Romana es la de sentirse inmortales, inmunes o incluso indispensables, descuidando los necesarios y habituales controles.
"Una curia que no se autocritica, que no se actualiza, que no trata de mejorar es un cuerpo enfermo. Una visita al cementerio nos ayudará…". También se refirió a la enfermedad de aquellos que se transforman en patrones y se sienten superiores y no al servicio de todos. Es la patología del poder, dijo. El complejo de los elegidos, el narcisismo que mira apasionadamente la propia imagen no ve la imagen de Dios impresa sobre el rostro de los otros, especialmente en el de los débiles y necesitados.
El Vicario de Cristo, entre otras cosas, habló de Alzheimer espiritual y de los esclavos de los ídolos que han esculpido con sus propias manos; de la enfermedad de la rivalidad y la vanagloria; de hombres y mujeres falsos que viven un falso misticismo; de la esquizofrenia existencial de la doble vida. Dijo que la conversión es urgente e indispensable. Y se refirió a la enfermedad de las habladurías que siembran cizaña. Explicó que la murmuración es "asesina", y pidió cuidarse del "terrorismo de las habladurías".
Juan García