Sr. Director:
Queda poco para que el próximo mes se celebre la Cumbre de la OTAN en Madrid, y el recelo por las actuaciones del Gobierno de España crece cada día por parte de los aliados, que no tienen nada claro eso de tratar temas clave para la seguridad internacional en un país que da acceso a sus secretos de Estado a partidos como Bildu, ERC, Junts y la CUP. Éstos, al igual que Unidas Podemos, no solo son abiertamente críticos con la OTAN, sino que han buscado la ayuda de Putin en el pasado, algo que cobra especial importancia en la coyuntura de guerra actual.
Los nexos del mandatario ruso con los partidos independentistas catalanes son bien conocidos para el resto de países. Sin ir más lejos, hace unos días se imputó a un empresario ruso que supuestamente había sido el enlace de Puigdemont para buscar dinero y apoyo del Kremlin para su objetivo separatista. Por lo que parece coherente que los aliados se pregunten si esos partidos, afines a Putin, van a poder acceder a los temas que vayan a tratarse en la Cumbre, algo que no está en absoluto claro a día de hoy.
Los que más dudas tienen son, a priori, los británicos y los norteamericanos. En el caso de estos últimos, la desconfianza en Sánchez y su gobierno no es algo nuevo. Hace unos seis siete meses, el Senado de EEUU acusó a Sánchez de estar “fuera de la democracia” por su posición frente a regímenes latinoamericanos como los de Venezuela, Cuba o Nicaragua. La desconfianza parece clara y motivada.