Sr. Director:Hay que reparar el daño moral hecho durante los últimos años a los jóvenes por enseñarles una historia moderna de España falsa, culminada con la Ley de Memoria Histórica, una 'contradictio in terminis' porque la historia no se escribe desde las leyes.Y porque las versiones manipuladas de los últimos siglos, y singularmente de la Guerra Civil -presentada en varias Autonomías-, siguen encajonando a los alumnos en un mundo de ignorancia y menosprecio a su país: por ejemplo, el descubrimiento y conquista de América; las leyendas negras de la Iglesia; los buenos y los malos en la Guerra Civil; o el papel de los católicos en la Transición.Los jóvenes y muchos mayores asisten pasivamente al desmantelamiento con alevosía de monumentos y personajes importantes de nuestra verdadera historia, cultura y arte, como José María Pemán, José Calvo Sotelo, Pedro Muñoz Seca, José Utrera, o los mártires civiles y religiosos asesinados junto a las tapias de los cementerios.Luis Felipe Utrera, hijo del anterior ha calificado esa Ley como una "orgía iconoclasta desde el odio cainita"; y citaba la frase del existencialista francés Albert Camus: "existe una filiación biológica entre el odio y la mentira". ¿Pero qué les importa a los deformadores de la historia y de la conciencia ajena?Jesús Martínez